dimarts, 14 de juny del 2011

MANIFIESTO PERSONAL A FAVOR DEL TRILINGÜISMO

Antes de centrarme en los aspectos fundamentales de la presente misiva, y consciente de mi dificultad para expresarme en el glorioso idioma español, les ruego que me disculpen si algún fragmento del texto les resulta farragoso o directamente incomprensible. No lo hago por exonerarme de mis ineludibles responsabilidades, sino por avanzarles con satisfacción que, a Dios gracias, esta lamentable rémora que afecta a gente de mi edad y de generaciones posteriores, causada sin duda alguna por la pésima instrucción escolar que recibimos en nuestra más tierna infancia, será subsanada de inmediato mediante disposiciones dictadas por el recto proceder de quién está facultado para ello.
Nací en Alginet el año 1967. Hasta los diez años cursé estudios en el Pepita Greus, el único colegio público que había en mi pueblo. Era un  colegio como Dios manda, donde nos enseñaban lo que había que aprender. Los maestros, en general, estaban muy preparados, y los métodos pedagógicos eran altamente eficientes. Por ejemplo, en segundo de lo que entonces se llamaba EGB tuvimos la suerte de tener como maestro a don Abraham, un auténtico caballero español que incluso físicamente recordaba a don Quijote. El tal don Abraham nos instruía de manera ejemplar. La primera semana de clase la dedicó a determinar de manera fehaciente la capacidad intelectual de todos y cada uno de sus alumnos. Después de tan exhaustivo proceso de análisis (a decir verdad, lo hacía a ojo de buen cubero, pero aplicando su innata e infalible intuición psicopedagógica), nos dispuso en grupos de cuatro, y nos colocó de manera que los más capacitados para el estudio ocupábamos la parte delantera del aula. A partir de la segunda semana, los dos o tres grupos que podíamos aprovechar sus sabias explicaciones, permanecimos en clase, mientras el resto (unos veinte niños de seis o siete años) salía a los campos próximos con el fin de recoger leña para que cuando llegara el frío invierno pudiésemos estar calentitos. Es decir, en los años setenta don Abraham ya incluía en su metodología lo que hoy se ha venido en llamar atención a la diversidad. ¡Aquello sí que era atención a la diversidad, y no la patraña de ahora! Además de su previsión, a don Abraham le caracterizaba su afán por enderezar el rumbo de nuestras vidas, ya que algunos llegábamos de casa un tanto descarriados. A tal efecto, cada viernes nos hacía copiar el fragmento del evangelio que se leería el domingo en la iglesia. El lunes, sin demora, se interesaba por saber quién había asistido a misa y quién no. Los ausente eran reconvenidos con unos cuantos zurriagazos, administrados por medio de una caña de bambú que nuestro añorado  maestro tenía en una esquina del aula para utilizarla cuando fuera menester (que era muy a menudo). En cuanto a las materias de estudio, su metodología era también ejemplar: explicaba poco y preguntaba mucho, aplicando ya en aquella remota época lo que hoy, de forma frívola, ha venido en llamarse autoaprendizaje. Como medida correctora, a quién no había aprendido la lección que él nunca había explicado, le aplicaba la cañita de bambú sobre nalgas y posaderas. Sobre nalgas y posaderas si era posible, porque como los díscolos nunca pueden dejar de serlo, cuando veían a don Abraham levantar la vara para cumplir su ineludible obligación, se empeñaban en moverse y entorpecer la lícita acción del maestro, de manera que a veces el contacto corpovaral (y perdonen la creación léxica un tanto extemporánea) acababa produciéndose en alguna parte menos mórbida y don Abraham, involuntariamente, causaba alguna herida al inquieto educando. Previsor como era, don Abraham tenía un botiquín perfectamente equipado con agua oxigenada, algodón y mercromina, para paliar los efectos de un golpe en algún sitio inoportuno. Pero en fin, anécdotas aparte, y como de todos es sabido que la letra con sangre entra (¡y los números también!), pasamos un año muy bonito mientras crecíamos felices y nos íbamos preparando para nuestra vida de adultos.
En tercero y en cuarto no fuimos tan afortunados, porque, hete aquí que nos tocaron en suerte dos maestras, doña Remedios y doña Antonia. No lo hicieron mal del todo, pero acostumbrados a la sabiduría del antiguo maestro, las exiguas cualidades que pudieran atesorar estas dos señoritas (la primera más bien señora) nos parecieron poca cosa. Y es que de todos es sabido que no pueden ser nunca equiparables las aptitudes de un docto caballero a las de cualquier fémina, y menos a las de aquellas pobres mujeres que, al fin y al cabo, hacían lo que podían.
Cuando tenía que pasar a quinto curso llegó la debacle. El ministerio tuvo la ocurrencia de crear un colegio nuevo en la población. En realidad el edificio había sido construido para albergar un instituto, pero una vez acabado decidieron que el que quisiera cursar BUP ya tenía el de Carlet. Al fin y al cabo, la mayoría acabaríamos siendo labradores, como nuestros padres, y no hacía falta poner tan fácil el acceso a las enseñanzas medias. En definitiva, que al final decidieron reconvertir el edificio del instituto en colegio de educación primaria. Para disimular su inicial error de previsión, quisieron hacer creer que en el Pepita Greus no cabíamos. ¡Como que no cabíamos! ¡Con lo calentitos que estaban los cuarenta cuerpos y sus correspondientes cuarenta almas dentro de la misma aula, con la estufa alimentada con la leña que los compañeros menos capacitados para el estudio habían recogido las primeras semanas de curso! Y si eso no alcanzaba para hacernos entrar en calor, siempre quedaba la opción de portarse mal (a veces ni eso hacía falta) para acabar calentito por obra y efecto de la cañita de bambú. Pero en fin, quieras o no, por un caprichito ministerial, colegio nuevo y traslado de grupos y maestros. Los alumnos del Pepita Greus nos vimos obligados a disgregarnos. Más o menos la mitad no tuvimos más remedio que recalar en el que poco después se llamaría Blasco Ibáñez, pues cuando nosotros llegamos aún no tenía ni nombre.
No tenía nombre el colegio, pero sus maestros, por desgracia, sí tenían. Y cuando digo por desgracia es porque sus nombre eran engendros extravagantes tales como Vicent, Joan, Carme, o Carles. Incluso el director, con toda la desfachatez del mundo, se hacía llamar Robert. Sólo con los nombrecitos que se gastaban ya podrán ustedes intuir la catadura moral de semejantes personajes. Pero es que además, otros que tenían nombres aparentemente civilizados, como Salvador, Baltasar, Pepa o Maria Teresa, los completaban con unos apellidos con cierto tufillo subversivo que les delataba (Canet, Espert, Antich, Alós o Segarra, por poner unos ejemplos, aunque sean inventados). Es más, incluso maestros que tenían nombres y apellidos sin ningún atisbo de sospecha como Antonio Carrión o Luis Ordás (nombres también fruto de mi imaginación) parecía que habían perdido la chaveta, y a pesar de hablar siempre en castellano porque no dominaban el espurio dialecto que se empeñaban en usar sus compañeros de claustro, eran conniventes con su actitud, e incluso permitían a sus alumnos usarlo con total naturalidad.
Cuando ingresé en dicho colegio corría el año 78. Los maestros en cuestión no seguían los métodos que tan buenos resultados nos habían dado en cursos precedentes, sino que los cambiaron por otros que decían que eran más modernos. Se empeñaban en hacernos pensar, en prepararnos para que el día de mañana fuésemos, según sostenían de forma vehemente, personas libres y con criterio... ¡Imagínense! Pero lo peor aún no eran semejantes majaderías, sino que, aunque por aquel tiempo todavía no existían las líneas en valenciano ni todas esas mandangas que llegaron poco después, los maestros se empeñaban en hablar dicho dialecto... ¡incluso dentro de clase! Sí, sí, créanselo: explicaban matemáticas, e historia, y ciencias naturales y dibjuo y todo... ¡en valenciano! En vez de dedicar el tiempo a cosas de provecho, como el español o el inglés... Y hablando de inglés, el maestro de esta asignatura era de los peores. Se llamaba Joan Campos Aucejo, y a pesar de sus apellidos tan aparentemente inocuos, era uno de los elementos más subversivos. Fuera del aula siempre hablaba en valenciano, y dentro en inglés. ¡Todo en inglés! No daba clase. No enseñaba qué es un sujeto o un predicado o un objeto directo, como necesariamente se ha de hacer cuando quieres que alguien aprenda una lengua. ¡No! Se metía en el aula, empezaba a hablar sin ton ni son, siempre en inglés, y además pretendía que los alumnos habláramos también en esa lengua. ¡Pero si era él el que tenía que enseñárnosla, y no lo hacía! Fruto de ello, acabamos el octavo curso muy preocupados, conscientes de que los que siguiéramos estudios tendríamos muchas dificultades para superar esa asignatura. Por suerte, cuando llegamos al instituto de Carlet sacamos el inglés con la gorra durante los tres cursos de BUP, porque allí era mucho más fácil y además, incomprensiblemente, los alumnos del Blasco Ibáñez teníamos un nivel muy superior a los del resto de colegios. Seguramente en estos otros colegios también habían tenido profesores de inglés muy malos, y por alguna causa inexplicable a nosotros se nos daban muy bien los idiomas.
Pero sin querer he adelantado acontecimientos. El caso es que fruto de todas las sinrazones que les acabo de enumerar, la formación académica que recibimos en ese simulacro de colegio fue tan nefasta que años después nos vimos impedidos de encontrar trabajos cualificados. Actualmente miro a mi alrededor y observo con desazón cómo los que entonces éramos niños inocentes y manipulados por la mente desequilibrada de los maestros que nos habían tocado en suerte, nos hemos visto abocados a ser comerciantes, labradores, maestros, abogados, empresarios, economistas, trabajadores de la industria.... Algunos incluso han tenido que emigrar para poder ganarse el pan como periodistas en Barcelona, como músicos en Badajoz, como profesores universitarios en Madrid, e incluso uno, el pobre, ha tenido que optar por salir al extranjero para ejercer como responsable de verificaciones de lanzaderas espaciales en una empresa del sector aeronáutico. Hace un tiempo lo encontré y me dijo que se ganaba la vida haciendo volar cohetes, y me alegré pensando que se había labrado un porvenir como pirotécnico. Pero no, el pobre no era tan afortunado como creía, y ha corrido la misma suerte que el resto.
Hace un par de años, cuando tenía que matricular a mi hijo en un centro educativo, tenía claro que iría a cualquier colegio menos al Blasco Ibáñez, habida cuenta de la nefasta experiencia personal que viví en dicho centro. Como padre responsable, me interesé por las características del resto de colegios públicos de la población (que ahora ya eran tres) y me informaron que, por desgracia, las cosas estaban muy mal en todos ellos. Pregunté por don Abraham, y me dijeron que había muerto hacía unos veinticinco años, y que con la desaparición de prohombres como él la entelequia de la educación en valenciano y esas manías por inocular el pernicioso germen de la libertad y el espíritu crítico se había extendido a todos los centros de educación. Después de pensarlo largamente, decidí que más valía malo conocido que bueno por conocer, y con todo el dolor de mi corazón acabé matriculando al niño en el Blasco Ibáñez, el colegio donde tan mal me trataron. Como queda cerca de casa...
Nada más retomar el contacto con mi antiguo colegio percibí que la cosa estaba peor si cabe de lo que me habían pintado. De los maestro que yo tuve hace treinta años no quedaba ninguno, pero las cosas habían cambiado poco. El director ya no se llama Robert, pero se llama Enric, y no sé que es peor. Los maestros ya no son Vicent, Joan, Baltasar, Salvador, ni Teresa, pero los de ahora, que podrían llamarse, pongamos por caso, Rosa, Maria José, Sílvia, Maria, Carolina, Mariano, Euge, Inés, Fina, José Ramon, Amparo, Loli o Kiko, están imbuidos de las mismas ideas absurdas que sus predecesores, y dicen sin vergüenza alguna que intentan que los niños crezcan aprendiendo en libertad, que quieren que sean felices, que piensen y tenga una postura crítica, y bla, bla, bla. Claro, tantos años comiéndoles el coco, al final han acabado peor que los antiguos, que ya es decir.
Casi dos años después, los peores presagios se han cumplido. Mi hijo va al colegio contento. ¡Ya ves, contento al colegio! Cuando hay vacaciones protesta porque quiere ver a sus amigos y a sus amigas, echa de menos a su maestra; cuando vuelve se le ve feliz... ¡Claro! ¡Cómo no va a estar feliz, si se pasa el día jugando y le dejan hacer lo que le da la gana! Si no es que le dejen hablar valenciano en el colegio, ¡es que además continúan dando las clases en dicho engendro lingüístico! Pero lo que es aprender... Bueno, la verdad es que aprender, aprende mucho, pero sólo porque el niño es espabilado, no por las sandeces que le obliga a hacer su profesora.
Hace pocos días un rayo de esperanza se ha abierto en el cielo. El gobierno valenciano (que maldita la falta que hace, un gobierno valenciano, pero en fin...) ha decidido cortar de raíz ese modelo escolar que tan nocivas consecuencias ha tenido en la formación de los jóvenes desde hace treinta años. Por fin han decidido erradicar del sistema esa lengua absurda que no sirve para nada, excepto para provocar que ahora mismo, los que estamos en la franja de edad que va desde los cinco hasta los cuarenta años, tengamos tantísimas dificultades para poder expresarnos en castellano con un mínimo de dignidad. Estoy completamente de acuerdo con acabar con treinta años de sinrazón. Sí, ya sé que de cara a la galería tienen que hacer el paripé y decir que la medida no va contra el valenciano, que esta lengua (por llamarla de alguna manera) tendrá una presencia significativa en las aulas de nuestros colegios, y otras bobadas por el estilo. Pero espero que, como todos tenemos en mente, esto no sea más que una excusa para conseguir el objetivo que sin duda se persigue: erradicar ese dialecto abyecto de nuestro sistema escolar, y si puede ser extender la medida al resto de la sociedad, para poder imponer sin cortapisas nuestro noble español, un idioma imperial que hemos de hablar con orgullo y en exclusiva en todos los rincones de nuestra patria.
Espero, así mismo, que las reformas en materias de educación sean aún de más calado, y además de a la lengua vehicular de la enseñanza afecten a otro tipo de planteamientos pedagógicos que recojan inequívocamente la esencia de la educación en España. Incluso estoy dispuesto a sufragar económicamente todas las mejoras que se puedan introducir en el sistema. Dicho de otra manera, que si algún maestro quiere una caña de bambú, se la pago yo. Y el que esté contra las cañas, a la puta calle, que funcionarios sobran la mitad.

Sin otro particular, se despide de ustedes atentamente:

Urbà Lozano Rovira

PD: el nombre un tanto extraño que encabeza mi rúbrica es un efecto colateral de las macabras presiones recibidas en mi infancia, pero esta mácula, indeleble a estas alturas de la vida, no les debe llevar a engaño a la hora de considerarme un ferviente defensor de las esencias patrias.

25 comentaris:

Salva Pérez ha dit...

Me ha gustado especialmente este artículo, tan lleno de nobles deseos como de razonados argumentos.
Un día tendremos que hablar de la educación en los colegios privados, y de su colaboración (diría concurso necesario) en la aparición de estos nuevos planes de plurilingüismo, más preocupados por etiquetas de "internacionalismo" que en la defensa de lo más cercano.
Una forta abraçada!

Xavier Aliaga ha dit...

Hauries de publicar-lo en la "Tercera" de l'ABC. Sembrat.

Vista Parcial ha dit...

Falso! Usted no está a favor del trilingüismo, usted ha despreciado... el inglés.

Caram! Urbà, hauràs d'escriure en castellà (i en la Gaceta). Genial.

Jesús Párraga ha dit...

Salut, Urbà! A banda de la ironia, trobe el teu escrit una mica esbiaixat: si hem de creure al peu de la lletra el que dius, la causa de l'excel·lència educativa resideix (si més no al teu cas o a la teua generació) no a l'ensenyament secundari (el BUP) o universitari, sinó a l'EGB i, més aviat, al voluntarisme d'una colla de mestres a contracorrent de la pedagogia dominant. Si acò es cert, tot considerant que la pedagogia a contracorrent a hores d'ara i de la LOGSE ençà és d'allò més "corrent" els èxits en la formació del personal hauria de ser espectacular. Per altra banda seria d'esperar que el nombre de mestres i professors amb les característiques que poses de relleu (bàsicament: disposats a impartir les seues classes en valencià) haguera augmentat de manera exponencial. Davant això i considerant l'article 17 de la LUEV
("Tots els ciutadans tenen el dret a expressar-se en valencià en qualsevol reunió, així com a desplegar en valencià llurs activitats professionals, mercantils, laborals, sindicals, polítiques, religioses, recreatives i artístiques") qualsevol "fontdemorada" seria absolutament ineficaç. Però trobe que el problema del PEV i del Sistema Educatiu en general és molt més complex, doncs has de considerat que el procés que has descrit mostra una dialèctica entre el progrés històrico-educatiu-nacional diguem-ne "natural" i els entrebans que hi posen els "dolents"... Com a anàlisi (disculpa'm) em sembla una mica simple o com diria Lluís Llach "no es això, companys, no és això" (dita que va plagiar miserablement un filòsof espanyol, Ortega y Gasset, en dir "no es esto, no es esto")

Carmeta ha dit...

I really liked your article. Especially for the use that you make of the state language. I really don't understand, because you are from Valencia ...
Another thing, be careful with the language education that you gives to your child, will not be the most recommended to talk with the people of Alginet in a few years.

Anònim ha dit...

Me considere una persona d´esquerres, sóc valencianoparlant, he visut a Alginet me he criat en este poble, també he estudiat al Blasco Ibañez, jo no tinc una visió tan bucòlica de esta escola, tot lo contari, si no van canviar la nómina del 83 al 91, les persones que me instruien a mi permitien ausències grupals, i figurat pese a ser Licenciada en una Universitat i tot! i cursant un Master al temps que treballe i crie, t´hauré de dir que el únic curs que he repetit ha segut 6 d´E.G.B afortunadament els meus pares tingueren la santa idea de pagarme un col.legi amb guarda jurat, per a que no tinguera opció de faltar a clase i mira tu per a on mai, però que mai mai mes vaig repetir un curs, el Anglés que he apres ha segut treballant a l´extranjer, hi ha molta feina en Malta per a estudiants i te ho passes bomba, en ma casa se parla Castellà i Valencià de tota la vida i fixa´t no tenim ni "asento valensiano", ni "asento castellano" i això es molt important per a poder expresarse i que te entenguen, el nom del teu blog el traduïria con "mas contento que un azofaifo" sense mirar el diccionari, el Enginyer Aeronàutic del que parles va estudiar a U.S.A tot el Batxillerat, i això li va permetre junt a la seua ment privil.legià aplegar on ha aplegat, pero per favor no ofengues a persones com jo, que llevat de Salvador Espert, Teresa Segarra, Rosario Bèrnia i Caren Pinyana, la resta no estaven al nivell Educatiu que mostres de maner moralitzant, desgraciadament altres companys no tiengueren més opcions que jo, i com tú dius acabaren en l ´horta, per que la educació era obligatoria, pero també en moltes casas la obligació era passar el rotavatos per el camp, jo com mon pare no tenía camps me pelava les clases al descampat on curiosament s´ha edificat una casa la que era directora del centre, inclòs un dia li pegarem foc i vingueren els bombers, una festa erem uns 15 alumnes! Molt bucòlic pero molt poc realista discul-pa´m.

ginjol ha dit...

Salva, hablamos en privado de los privados (o en público, como quieras).
Xavi, en l'ABC no ho sé, però ja tinc una oferta d'Intereconomia.
Tobies, no hagas saltar la liebre con lo de que el inglés es una excusa, que se nos ve el rabo.
Jesús, no intentava fer una anàlisi en profinditat. Sobre el que dius, amb algunes coses estic d'acord. Amb altres no, per no trencar el costum.

ginjol ha dit...

Anònima:
1) M'alegre que sigues d'esquerres.
2) M'alegre que sigues valencianoparlant.
3) M'alegre que t'hages criat a Alginet
4) M'alegre que hages estudiat al Blasco Ibáñez (encara que crec que tu no tant)
5) La meua visió del Blasco Ibáñez no crec que siga bucòlica.
6) La responsabilitat de les absències grupals no són ÚNICAMENT responsabilitat del centre educatiu. Els teus pares feren bé de posar-te en un col·legi amb guàrdia jurat a la porta. Jo, a més, hauria agafat la canya de bambú de don Abraham i t'hauria fet el cul madur (i ho dic sense ironia).
7) M'alegre que després de repetir sisé hages acabat sent una llicenciada universitària (i també que sigues mare i ho compagines amb els estudis)
8) En ma casa no tenim accent castellà. Valencià (quan parlem castellà) crec que sí. Però ens dóna igual, la competència lingüística té poc a veure amb l'accent. Vargas Llosa té un accent peruà que es fot el basto i ja m'agradaria a mi tenir la seua competència lingüística (en qualsevol llengua).
9) El nom del meu blog no es pot traduir com a "Más contento que un azufaifo" (amb u) perquè "Més content que un gínjol" és una frase feta i no es pot traduir literalment. Si em demanaren opinió, jo el traduiria com a "Más contento que unas pascuas".
10) És cert que l'enginyer aeronàutic va fer el BUP a EU. També és cert que té una ment privilegiada. Ell és més menut que jo, però els germans (i un cosí) tenen edats molt pròximes a la meua i et puc assegurar que els ve de família (però en el seu cas crec que tiraren el resto). També és cert que abans d'anar als EU havia estudiat al Blasco, la qual cosa no li va suposar cap impediment per traure els estudis posteriors que li ha vingut en gana on li ha vingut en gana. També és cert que li ha agradat el meu escrit, perquè així ho ha manifestat al Facebook.
9) No trobe que hi haja res al text que et puga ofendre, però si ho sent.
10) Dels dos mestres i les dues mestres que dius que eren bons, totalment d'acord, encara que a Rosario no l'he tinguda mai. Però n'hi havia més, de bons, n'estic segur. Per cert, Carmen Piñana va ser mestra meua al Pepita Greus, en aquell curs que aleshores es deia Pàrvuls. Tinc un record inesborrable d'ella. Jo plorava molt perquè volia anar-me'n a casa (no al descampat: només tenia quatre anys i a més no he sigut mai piròman). Recorde com si estiguera visquent-ho com Carmen m'agarrava al braç i em consolava. Em fa un cert pudor dir-ho ara (39 anys després!) i públicament, i em fa ràbia no haver-li-ho dit mai en persona quan en tenia l'oportunitat. Això és per deixar clar que, encara que pel text pot semblar que tinc un record negatiu del Pepita Greus, no és així. Sí que tinc un record nefast de don Abraham (per raons evidents),però Maria Carmen, Jose Maria, Remedios i Pepita foren uns (i unes) mestres extraordinàries. El que passa és que el meu text és, a més dirònic, literari i he de fer una selecció de la informació que em servisca per dir el que vull. Com veus, jo també manipule (tots ho fem, quan fem literatura).
11) Pegar-li foc a la casa de la directora està molt lleig. Però no caic qui és, aquesta directora. Tant se val, està molt lleig.
12) Anar a l'horta a passar de rotovator em sembla una ocupació digníssima.
13) El meu text no és bucòlic, i molt menys moralitzant. Té una mala llet impressionant (o almenys l'he fet perquè en tinguera). Realista tampoc. Ja t'he dit que és literatura (2.0).
14) Tinc curiositat per saber qui eres, però no sé si et coneixeria. Tu a mi em coneixes (en persona, vull dir)?

ginjol ha dit...

Carmeta: Are you joking me?

Speaker ha dit...

Molta mala llet, molta ironia i molt ben fet. He gaudit molt amb la història :)

I el cas és que molta gent defensa, seriosament i sense ironies, les idees que has exposat...

Salut!

Anònim ha dit...

No busque enemistats,ni protagonisme, estic segura de que la meua reflexió no cau bé. Literariament el teu text em pareix molt corrècte, no és amb tú, no et conec personalment. Em bull la sang cuant pense, que a molts dels xiquets que estudiaven amb mi, els varen llevar la oportunitat de seguir estudiant, no sols els pares, sinò els educadors que feien apología del compromis social, a mi també em pareix molt digna cualsevol pofesió, inclòs la prostitució i no es dolent cuant ho dic. Però Urbà, amb 11 anys (en els 90 i a Alginet) un xiquet deuría tindre mes opcions, no creus?.Jo recorde que alguns mestres dels que nombres parlaven amb prepotència del Maig del 68 a París, un d´ells deia que havia estat... no sé si creure-ho, la veritat..., a uns xiquets que veníen de veure a lo més a la tele "La pantera Rosa" i no entenien a que sant en lloc de donar el temari ens contaven les seues batalletes de joventut, que ens aborrien infinitament...per això tal volta no voliem anar a clase, que plastes, no?. Jo recorde que es jactaven de tindre estudis superiors, a la mitjana de la població de la seua edat, els nostres pares, i de la capacitat propia per a haver aplegar a ser metre... un d´ells deia que la nit o la vespra de l´exam anava al cine...per que com a alumne aplicat i exemplar, feia els deures tots els dies i amb això i llegir una miqueta avans era suficient... en un medi majoritariament rural, antigament, el metge, el boticari, el retor i el mestre es sabíen superiors... front a altres pares que no havient tingut opcions, però no als 90, no deuría haver segut aixina, tan tontos els feren que ni siquiera es van molestar en tratar de convencer-los que tal volta el seu fill vullguera ser llaurador, pero tal volta no...lo que no tingueren fou oportunitat. Lo lamentable, és que a mi em deixaven a la porta del cole, jo entrava i despres eixiem tots junts, i ningú feia res per evitar-ho, que els pasava? Doncs no ho sé, pero jo si he creixcut amb la tristesa de que estes persones que pregonaven la llibertat, que actuaven inclòs com a jutges de pau, no varen actuar d´acord als valors que manifestaven, al menys amb un grup important de persones desde gent de sisé a octau. El que pasa que uno no pren conciència de això fins a que no es un adult i es converteix en profesora en lloc de mestra. Jo estic dolguda en estos "profesionals" que no he tratat a nivell personal. Per cert que mai li pegarem foc a la casa, a nosaltres la directora ens pareixia la bomba, per que pasava de tot, era una tia lo que se diu "guay", la saludavem i tot els dies que feiem fugina!. I a més per aquell temps vivia en una finca...però en fí...no t´hauràs a escandalitzat per que uns adolescens li prenguen foc a un descampat, jo he vist fer i he fet coses que són molt molt molt pitjors amb 11 anys, per a la salut, a Alginet... i si em parles de sistemes pedagògics, crec que lo ideal hauría segut explicar en Valencià o en Castellà, els riscos de les drogues, per eixemple, una realitat que també va afectar a la meua generació i mai ningú em va explicar al cole,o del sexe segur, estava molt bé allò de la Guitarra i la flauta...e inclòs algú em va parlar ja de la Unitat lingüistica i els Paisos Catalans... pero cap responsable es va preocupar de tancar la porta en clau i pasar llista diariament...ni siquiera de tocar als nostres pares i parlar amb ells en Castellà o en Valencià...per que d´Angles hi havía una tal Ana que encara em resona la pronunciació de "teibol" que arreaba i també oraba sempre en lo que ella nomenaba Anglés...

Gínjol ha dit...

En fi, anònima, em sembla bé tot el que dius. I m'alegre que les coses hagen canviat, pel que dius. Pel que fa al maig del 68, si tots els que diuen que hi foren hegueren estat de veritat, no haurien cabut a París, ni potser a tota França.
Salut.

Jesús Párraga ha dit...

No sigues així, Urbà, que no es pot tancar el tema amb una frase comprensiva. El testimoni de l'amiga anònima és molt colpidor perquè també va afectar molta gent. No tan sols els mestres falangistes ens marcaren. També els mestres i professors progres, "guais" i col·leguetes deixaren la seua impromta, potser molt negativa com ens conten, a vàries generacions. El matrimoni Obiols a "Adolescencia, posmodernidad y escuela" parla d'aquest tipus de professors "demagògics" (l'adjectiu és dels autors) i bé està si el debat sobre la línia contribueix a aclarir també quin tipus de pedagogia cal per als nostres fills. Personalment n'he tingut de professors i mestres "demagògics" i "autoritaris"... de tots tinc bon record, la veritat. Podria dir el nom i els cognoms (o el malnom) de pràcticament tots. Però si, anant el temps m'he sentit defraudat per alguns, enganyat per alguns... Pel seu cinisme, per la seua frivolitat, pel seu nihilisme, per la seua condescendència... Perquè se'n fotien de tot menys de cobrar la seua nòmina de l'estat a final de més. I encara així done les gràcies pels meus mestres...

Gínjol ha dit...

No sóc així, Jesús, però no puc contestar sempre uns correus tan llargs amb la minuciositat que m'agradaria. Tinc altres ocupacions, i tampoc no m'agrada no contestar. Sobre mestres progres, autoritaris, etc... Mira, crec que un "mal" alumne és difícil de redreçar, i un "bon" alumne és molt fàcil de descarriar. Crec que la iniciativa personal té molt a veure amb la PRÒPIA educació. Els adults (mestres i pares) hem de fer tots els possibles per redreçar els que s'han perdut i evitar que es perden els que van bé. Però aquesta intervenció té un límit, i no assegura res. El que no pot ser és que l'enginyer aeronàutic ho siga perquè és un cervell privilegiat i quan algú no va bé és per culpa de l'escola. Cal ser equidistant.

Anònim ha dit...

En tot cas, gràcies per llegir-me i escoltar-me, amb respecte. Saluts.

Carmeta ha dit...

Of course!

Anònim ha dit...

NOmés una qüestió: l'enginyer alginetí no va estudiar el batxillerat a USA. NOmés hi va estudiar l'equivalent a 3r de BUP. 1r i 2n el va fer a l'Eduardo Primo de Carlet. El COU, en un centre de València.

ginjol ha dit...

Gràcies anònim. Pensava que era com tu dius, però no ho sabia cert. Volia preguntar-ho abans d'aclarir-ho, però després vaig pensar que tampoc no pagava la pena.

Francesc Vicent ha dit...

¿Qué carajo está pasando?
Les expreso mi más profundo malestar por no poder seguir sus constantes réplicas y contraréplicas debido a su repentino cambio a la lengua vernácula de los cojones de la que Urbà había dado un repaso de libro, y no el repaso deportivo de un tal club de fútbol al emblema de la nación, como es el Real Madrid Club de Fútbol, club señor donde los haya, por cierto.
A lo que iba, pues que me lo traduzcan al idioma cristiano universal, si tienen a bien vuhecencias.
Mi nombre es Francesc Vicent, pero no hagan demasiado caso, ya que es un pseudónimo para permanecer tan de incógnito como la susodicha anónima, que para mí no lo es tanto.
Sólo me resta comunicarles que, a pesar de mi correcto castellano, mis apellidos son Calabuig Molina, hijo de un tal "Honra",trabajador del Pueblo Nuevo donde los hubo y de la "Pega" de la calle del Colegio de las Hermanas de la Doctrina Cristiana y mujer de bien.

Urbà, comparteisc moltes coses de les que dius,jo també vaig tindre l'honor de disfrutar de molts mestres dels que parles. Només una xicoteta puntualització: no es pot tractar a tot l'alumnat per igual, has d'adaptar el discurs a la persona, encara que dóne molta més feina.
Un fort abraç.
Que tingues bon vent i bona barca!

Anònim ha dit...

Una reverència, Urbà! Tot i no ser valencià, el que expliques és extrapolable i m'hi he sentit molt identificat.

Anònim ha dit...

Parlem dels mestres o parlem del sistema educatiu?

Gínjol ha dit...

Al senyor Honra Pego: li promet que atendré la diversitat d'ara endavant. Una abraçada.
A Enric H. March. Gràcies. Entendré la reverència com un salut, i te'l torne.
A Anònim (l´ultim): Cadascú parla del que vol (com queda demostrat per la diversitat dels comentaris). Però pense que per parlar de sistema educatiu és ineludible parlar de mestres.

Anònim ha dit...

Yo soy valenciano y vivo en valencia capital. Aqui practicamente no se habla el valenciano en la calle. Mi lengua materna es el español y pienso y me expreso en español. Quiero que mi hijo aprenda valenciano, porque es bueno para él. Quiero que aprenda inglés porque es bueno para él. Estoy orgulloso de que hable español porque es su lengua materna y es lo que hemos hablado en casa siempre. No soy facha por ser español ni soy facha por hablar español. He leido parrafos en el articulo que "sugieren" eso, tratando al español de idioma imperial y noble con cierta sorna. El que vaya por ahí se equivoca. Si empezamos a catalogar a las personas por el idioma que hablan vamos mal. EL que habla valenciano es libre y tolerante y el que habla español es retrogrado y fascista.... Creo que hacer politica (tanto unos como otros) con el idioma es una equivocación. Pensad en esto.

Anònim ha dit...

Anónimo, te contesto yo que no soy valenciano ni conozco a nadie de este bloc, al que llegué por casualidad. Como simple lector del apunte d'Urbà, la ironia que se percibe cuando habla del idioma imperial está relacionada con el contexto, es decir, en la manera como se imponía la lengua en un momento determinado (se nos vendía literalmente así: la lengua del imperio) y ese otro momento, cercano, en que se pretende borrar el trabajo realizado en los colegios entre el fin de la Dictadura hasta ahora: solo se puede imponer el uso del castellano minimizando la "lengua vernácula" desde una postura imperialista.

Seguro que aquí todos opinan que las lenguas son solo lenguas, sin ninguna carga ideològica, y que todas son respetables; y no creo que nadie quiera renunciar a la ensenanza del castellano.

Un saludo.

Gínjol ha dit...

Estimat anònim (l'últim): no hi ha cap "suggeriment" en aquest sentit que tu dius. No sé si t'hauràs adonat que el text té un to eminentment irònic. És evident que hi ha persones que parlen castellà i són progressistes, i d'altres que parlen valencià i són molt reaccionàries. Per si hi havia cap dubte, ací queda.
Salut.